27.12.20

el hombre que vendió el mundo

uno no elige, aunque a veces sí, pero cuando no, cuando no es a cualquiera sino a esa persona a quien queremos hablarle, preguntarle las cosas más triviales o también las historias más íntimas, no sé, cualquiera de esas cuestiones. aunque si pudiera, si me fuera posible apuntar la mirilla del interés, de los ojos que te devuelven, tampoco sabría qué hacer, tampoco sé si sería habitable ese mundo donde elegimos el quién, el para qué, el hacia dónde. y acá estoy, no eligiendo ni tampoco pudiendo, en efecto, hablarte, narrarte, preguntarte y esperar a que me mires o te rías o desvíes la mirada y te pongas serio, con la voz suave, firme. y si pudiera tampoco sé si te diría cosas como por ejemplo, que escuché una canción de bowie que me hizo pensarte aunque nunca hablamos ni de bowie ni de nada que se le parezca, quizá alguna peli de wes, un poster que te pedí y luego se perdió o se lo diste a otra persona, lo cual está bien y te agradezco, de hecho, el gesto, digo, el de la mentira por sobre el rechazo. que estoy viendo una serie mala pero linda y llena de discos y, ¿te acordás del cuento? uf, nunca te hablaría de eso, claro, pero si lo hiciera, si pudiera pronunciar esas palabras también te diría que lo presenté a un mini concurso y quedé segunda, me gané dos libros, uno de rosario, que claro, también me hizo pensarte. cuando pasó todo aquello quise hablarte pero el silencio era como un puente caído al medio, un dique que tuerce el curso del río. no sé si te agradezco, el silencio por sobre el rechazo, supongo que sí aunque, ¿qué es la ausencia de palabras sino otra forma de empujarme por fuera de tus márgenes? o bueno, por ahí no, por ahí no hay una gran explicación por fuera de algo mucho más mundano: alguien no responde, capaz estabas ocupado, capaz te pasaron otras cosas y mi nombre quedó abajo, muy abajo, no sé. quizá un día nos veamos y me sonrías como siempre y me preguntes por mis cosas y yo por las tuyas y, en fin, lo que quiero decir es que espero que estés bien, espero que los tuyos anden bien, y que si pudiera dirigir las palabras creo que las apuntaría hacia vos, porque bueno, en realidad uno no elige tanto.

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