19.8.16

ayer lloré un montón
pensé que podía ser la luna llena, no sé
alguna de esas cosas que no entiendo del todo
pero que querría.
lloré primero a la mañana cuando mi jefa
se paró delante mío y, señalándose la panza,
me dijo: "es olivia"
me incorporé a abrazarla, pensando
las contradicciones en ese enunciado que igual, mucho
no me estaban importando
porque la abracé igual.
lloré más tarde cuando, todavía en mi escritorio, leí
en internet un montón de notas sobre manu ginóbili
los videos, los aplausos, el quiebre
yo no sé, cuándo me interesó a mí
el basket porque la verdad ni idea
pero lloré un montón y emiliano me dijo
que guarda, que ése echó a los mapuches
de sus tierras,
y lloré un poco más porque uf, no
no puedo hablar de eso, no ahora.
no lloré, sin embargo, cuando supe
que los leones habían ganado la de oro
estaba en la calle y había un bocha de gente
amontonada en las esquinas de los bares,
mientras yo, obstinada, pateaba av. rivadavia
en busca de un postre de limón
porque así se me presentó la tarde;
hubiese llorado, ya saben cómo me pongo
cuando se me antoja lo dulce,
pero al final lo encontré y
lo llevé, triunfante, a casa
donde a cucharazos lloré,
primero, con un poema de lorca,
después, con un tema de fito paez
y también con otro, mientras sentada en mi cama
fingía un encuentro con una persona que extraño mucho
¿no les pasa a ustedes, eso de fingir
escenas, o tener conversaciones imaginarias?
¿no será ése el síntoma más cruel
de extrañar, extrañar fuerte,
como si te faltase, no sé,
un pedazo de vos mismo?
secándome la cara pensé que ya estaba,
que ahí lo había dejado todo
pero se hizo de noche y
en el Quetzal
lloré a moco tendido
con un poema de susy shock,
la miraba desde el piso, entregada.
volví a llorar cuando vi que nadia sol se le acercó
conmovida, a decirle las mismas cosas que yo
decir no pude, pero en vez de eso el llanto,
la cara empapada.
con nadia nos abrazamos un ratito, a mí que me cuesta,
no es de fría, saben, no sé bien por qué, lo arisco,
pero lo estoy trabajando.
después tuve que salir, hacía más frío que antes,
sentí urgente llamarte, decirte que te quiero tanto
como si fuese, no sé, el fin del mundo,
como si de eso dependiese la humanidad
pero a veces es el fin del mundo todo el tiempo
y a vos los humanos te importan un montón, a mí ni idea
a mí me importás vos.
no atendiste y se me pasó,
después hablamos re bien pero no pude llorar más
y fue todo medio torpe, las palabras
me sentí ridícula, todo lo que hago a veces
es ridículo
pero mucho no me importa.
el día que más veces lloré, puede ser
sé que no,
que acá adentro pasaron otras cosas
pero, no sé, está bien,
¿habrá sido la luna? ni idea
cosas que igual no entiendo
pero no me importa.

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