confieso que a veces pienso si para empezar a desanudar todas estas angustias y confusiones, no sería conveniente una vuelta a los orígenes: encontrarme con vos, después de todos estos meses de silencios y bronquitas, verte, mirarte a los ojos, y llena de manos y gestos hablarte de todo lo que pasó, o empezar, por ejemplo, contándote: empecé terapia. yo tenía prejuicios y vos no estabas tan equivocado.
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