vecino predilecto.

que te despertás, de estar más despierto que nunca, en la vigilia nocturna, tirado en una cama, sillón, plaza, da igual.

y los días se pasan así, con esas responsabilidades que nos juegan de cable a tierra, pero tan no, tan consecuencia de que nos queramos alejar más y más de este cuerpo celeste.
alejamos la mente y poco a poco el cuerpo, al fin y al cabo, hay tantos tipos distintos de muertes... no hace falta una pistola en la garganta o una gillette en las muñecas, basta la rutina, la pesadez de los días que pueden ser azules, grises, pero que nos aplastan, y para diciembre llegamos como duendes con un mundo gigante sobre nuestras cabezas.

(...)

y nos inventamos planes a futuros, nos inventamos metas y misiones a cumplir. cada puto año nos es inevitable pensar de qué manera vamos a salvar el mundo, salvar los ideales o a nosotros mismos, salvarnos a nosotros.

(...)


salvarnos a nosotros.