ya no es necesario más.

vos no lo sabés, pero si la noche de tu cumpleaños no me hubieses besado y en vez de eso hubiéramos respetado el dormir pies con cabeza, la ropa puesta, la amistad que nos hermana hace poco más de cinco años, no sé, muy probablemente nunca hubiese sabido todo lo que sé ahora, que tampoco es mucho pero sí suficiente. qué decir, por ejemplo, que hacés un sonido cuando dormís profundo que me tranquiliza y me hace pensar que cuando estás cerca cerrar los ojos puede ser un lugar seguro. que cuando tomás mucha más cerveza de la que cualquier mortal toleraría, la transpirás empapando la habitación de olor a cebada. que me das la espalda y a veces lo entiendo y otras me pongo a llorar porque pienso que no me querés más. que lo que vos llamás rugido se parece más al ronroneo de un felino, y ése es el momento exacto para ubicarme por debajo de tu brazo, vos vas a poder dormir muy bien conmigo ahí. y lo sé porque una vez me lo confesaste y yo me acuerdo de todo lo que pronunciás. que en el fondo te gusta que te quieran tanto como al resto, te gusta que te besen, que te acaricien, que te agarren el cuello fuerte o te chupen la pija con intensidad, como a todos. que en realidad amás con el cuerpo y la mente como yo lo hago o quizá más, pero estás aterrado y lo disfrazás de hostilidad. y lo que no podés amar se te escapa por el sistema epitelial o por los ojos; sos el ser más sensible que alguna vez conocí. vos no lo sabés y yo no lo hubiese sabido nunca de no ser porque aquella noche hiciste lo que hiciste, y si no lo hubieses hecho, es decir, si ninguno de los dos hubiese tenido el descaro de atravesar la noche sin piedad, nunca hubiese entendido que sí, que somos lo que somos y vos dejaste de ser muchas cosas y empezaste a ser el puto acertijo sin resolver, el cofre al final del arco iris, en fin: la única imagen-movimiento que quiero ver cuando abro y cierro los ojos. y no estoy hablando de pestañar, hablo de algo mucho más elemental, hablo del rostro que organizamos mentalmente cuando el día acaba y nos sumergimos en el terrorífico mundo que ocurre al abandonar la vigilia.