relatos de un incendio

de la vuelta a casa a las cuatro de la mañana por calle lavalle a llorar sin taparme la cara. me importa el pasado porque me ordena. porque me hace ser la persona más melancólica que conozco. días y noches navegando por todas esas cosas que ya pasaron y no van a volver: aprendizaje o  masoquismo encubierto. me importa el pasado porque me hace pensar en lo único que realmente todavía no entiendo: el tiempo. me gusta el pasado porque me hace sentir que estoy viva. que si no hubiese hecho a pero entonces b hoy la historia la estaría contando otro. pero la estoy contando yo. y yo soy la persona más melancólica que conozco. me gusta compartimentar las cosas en los casilleros del calendario. me gusta saber que hace un año te mentía diciéndote que no tenía sedas y que no había ningún kiosco abierto. me gusta creer que sabías que no era verdad pero verme era el mejor plan de todo ese mes en el que lo más importante era que nos dejáramos de joder de una vez. me asusta pensar que hay ciertas cosas que ya no vamos a volver a sentir nunca. el galope en el cuerpo, el miedo absoluto a la inmensidad que significaba estar con vos. me cuesta aceptar que nunca pude quererte a fondo, quererte como yo sé que puedo querer, de adentro para afuera, como un golpe en la cara, paf, y ahí está: el amor que no nos pudimos tener pero que en cierta forma también fue. no volver a ser nunca los mismos. ser, para siempre: los mismos. me gusta el pasado porque es todo lo que tengo para acordarme de que es cierto, eso de que voy a quererte siempre. porque soy así y fue mi error no avisarte: yo quiero al infinito o que se mueran todos. pensé que lo sabías. también pensé que podíamos con todo esto, que éramos más fuertes que mil caballos corriendo campo abierto. me sigo preguntando si a pero entonces b, y la respuesta es la misma: con la cara empapada elijo para siempre un segundo de esas dos bolas de fuego verde fluorescente que son tus ojos clavándose en los míos.

nosotros fuimos lo mejor de un 2014 hijo de mil putas.

y brindo por no olvidarnos nunca de eso.