19.11.14

todo lo que sé

1. estabas verde, literalmente verde. primero pensé que ibas a vomitar en cualquier momento, y cuando no pasó, me asusté. si te deshidratabas nadie tenía ni un centavo para llevarte a ninguna parte. apenas contábamos nuestros bolivianos para comprar agua, algo para desayunar al otro día. te bajaste del micro tambaleando, ninguno parecía entender qué hacer y sentí la responsabilidad de hacerme cargo; te seguí, en todo momento, hasta que pudiste dormirte. mientras esperábamos que nos indicaran cuáles iban a ser nuestras habitaciones en ese tugurio que decía llamarse hotel, te recostaste sobre la pared, mareado. con una mano agitaba la seven-up y con la otra te acaricié la cara, casi como una madre a un hijo con fiebre, pero con cautela. nos conocíamos hacía poco más de 24 horas y mi mano en tu frente podía ser inapropiada. te dejaste, me miraste. estabas verde. te miré. después cerraste los ojos.
2. primero me probé todos tus abrigos, sin hacer desfile, pero te reíste igual. cantamos y no sé qué vino primero. si la de cat power o la de frusciante. lo que ninguno de los dos puede explicar es lo que pasó después: iluminados por la computadora que de fondo ¿you and whose army? no, me parece que era otro, pero de ese disco, o de esa intensidad; iluminados y en silencio absoluto, ninguno se animaba siquiera a mirar al otro. pero la tensión era inaguantable, quietos como estatuas sintiendo que eso estaba pasando y que alguien tenía que hacer algo, y tenía que hacerlo ya. te levantaste y te fuiste. yo, que me quedé, inmóvil, en la misma posición, pensé: qué lástima que seas de esos, de los que se levantan y se van.
3. cuando llegó el verano, y por una serie de malas casualidad que resultaron las mejores, nos encontramos en córdoba. estaba ansiosa, contenta. sin las cicatrices que hoy me acompañan para siempre, creo que era más feliz, o más ingenua, que al final es más o menos lo mismo. estaba contenta, sí, y en parte era por verte a vos, nunca lo supiste, y no sé por qué habrías de creerme ahora que pasaron casi cuatro años. yo tampoco lo sabía, o lo sabía por partes, porque gustar de vos no era una opción. y sin embargo, esa noche que por otra serie de buenas casualidades nos tocó compartir la misma cama y vos elegiste no sé si dormir en el piso o dormir al revés, como dos primos o dos amigas de la primaria en una cama muy chiquita, te volví a odiar, como cuando te levantaste y te fuiste. como cuando nos tocó compartir la misma carpa y te quedaste dormido mientras yo te hablaba cerquita. o cuando decidimos volvernos juntos y en el micro también elegiste cerrar los ojos. y yo, inmóvil, en la misma posición, pensé: qué lástima que seas de esos, de los que cierran los ojos y se quedan dormidos.
4. fue en esa fiesta horrible que nadie olvidará nunca. voy a ser breve, a ninguno le gusta recordar lo que pasó. en el mismo trip nos tiramos en el piso y sentimos las mismas cosas con esa canción de sigur rós de fondo. todo lo que pasó después, todo lo que iba a pasar. te levantaste antes que ninguno y te fuiste pero esta vez no me había dado cuenta; pensé que seguías ahí, elevándote a la misma velocidad que yo. dejá de irte, por qué te vas.
5. viniste a contarme que la querías y por qué. yo te dije la verdad, fui dura. y me lo agradeciste igual. en esos segundos de vos mirándome entendiendo que yo te estaba diciendo la verdad, y no sabías si el resto iba a tener tal honestidad, y yo mirándote y sintiéndome feliz porque podíamos ser así, sinceros ilimitados, algo nació entre nosotros para siempre: la confianza.
6. empezamos a trabajar juntos y todo pareció derrumbarse. yo no sabía por qué pasaba, que no nos entendíamos. la estábamos pasando mal los dos, el amor nos había apuñalado por la espalda (y no le devolvimos el cuchillo nunca), los días eran grises, lluviosos. un día nos dijimos cosas feas y con los ojos prendidos fuego me dijiste: "¿es que no te das cuenta?" y yo te miré y no pude decirte nada. esa tarde volví llorando a mi casa. gustar de vos no era una opción.
7. ¿vamos en bici a la casona de flores a ver una peli marginal y comer una provoleta? quién más iba a aceptar tal invitación. cómplice para todo, siempre. cruzar la ciudad, acompañarnos. sentimos el invierno juntos sentados esperando el 63 en la esquina de gaona y nazca a las cuatro de la mañana, y yo pensé: sos mi compañero preferido. vos estabas con la cabeza en otra cosa. no era el momento de decir nada.
8. era un día decisivo. adentro mío estaban pasando las cosas más importantes que me pasaron jamás. el mes más bisagra, el año más radical: mi cuerpo se partió en dos. todavía estamos cosiendo las partes. en ese día, en esa noche, llena de dolor y angustia y miedo y todas esas cosas inexplicables que suceden cuando le ponés el cuerpo a algo de esa manera, me dijiste, dulcemente, que vaya a tu casa, que me quede tranquila. no me hablaste del tema, no me preguntaste nada. me dejaste ser. me pusiste los límites de una noche que parecía irreal. fuiste todo lo que yo necesitaba: contención. a la medianoche me fui en un taxi, preguntándome por qué me estaba yendo a la casa de él, cuando él sacaba lo peor de mí y vos, lo mejor.
9. lo bueno de ser vecinos era la impulsividad de poder hacer ese tipo de cosas: que sea primero de enero, vernos a cualquier hora, salir a buscar un lugar para comer en el día más feriado del año. te convencí o te dejaste convencer, todo estaba funcionando. cenamos románticamente y ninguno de los dos se dio realmente cuenta de eso: la pizza, hablar hasta el cansancio, la lluvia repentina, mojarnos, correr. hacían mil grados y todo buenos aires quería que el cielo se parta en pedazos; yo quería la excusa más simple para poder quedarme a dormir en tu casa. y sucedió. acurrucada en tu sillón, me desperté a la madrugada y ya no estabas. otra vez te habías ido.
10. no conocíamos a nadie y eso era lo que más me gustaba: nosotros podíamos con todos y todas. bailamos tímidamente, y con mucho menos aguante a las drogas que el resto yo me fui a dormir. cuando me desperté, te tenía al lado. nos vamos a pelear siempre por quién empujó a quién: yo sé que me desperté aplastada contra la pared. te lo reproché pero no supiste leerme (no tenías por qué, yo tampoco quise que lo hicieras): la historia se repetía, ¿por qué no me abrazabas? estábamos juntos, solos, con anfetaminas en el cuerpo y en una quinta hermosa. a la mañana me desperté primero y quise olvidarme de todo. también tenía otras cosas en qué pensar, otros dolores. pronto el cielo se nubló, la lluvia empezó a caer suave, vertical. con algo de resaca, nos sentamos a mirar el tiempo pasar. me sentía tranquila, calmada. al lado tuyo puedo estar en paz con todo.
11. el día que estuve segura de todo no pude hacer nada. me fui de Mi Casa horas después que vos. atravesé la noche otoñal sabiendo que adentro mío se habían cruzado límites de los que no habría vuelta atrás. aunque no estuviese pasando realmente nada, aunque vos camines despacio por mario bravo y yo por lavalle y ninguno fuese a cruzarse sino hasta otro día en el que jugáramos a que todavía éramos amigos.
12. fuimos del trabajo a mi casa, a la tuya, a santa fe, a la feria del libro. a tu casa de nuevo, a cocinar y comer y ver una peli de miedo y a ver si podías quererme, realmente quería que me quieras. nos dormimos juntos. nos despertamos juntos. ni sé por qué nos levantamos de la cama. tampoco sé por qué no nos dimos un beso.
13. volví a tu casa a los dos días con cualquier excusa. sentí la complicidad. nunca vamos a volver a sentirnos así: a punto de.
14. lo de las sedas lo estuve pensando un buen rato. me parecía una coartada increíble, un plan perfecto. después, lo inevitable: la cena, la peli, las charlas. dormir, cerquita, para despertaros con un beso y ser, finalmente, eso: dos desconocidos en el momento exacto en que deciden empezar a conocerse.
15. respondiendo a tu pregunta: no, no sé qué pensé la primera vez que te vi. no sé qué pensé la segunda. sé todo esto. la verdadera pregunta, cómo siempre, como en cada historia de amor, rebalsa todas las respuestas: ¿qué hacemos con toda esta cantidad de pasado? ¿a dónde se va?



No hay comentarios: