y es que en realidad ya lo teníamos que saber desde el principio: leí desobediencia civil antes de los veinte y yo no lloré con el capítulo 32. hay cosas que te marcan para siempre y nos manejamos con ese mecanismo judeo-cristiano del ac-dc; este será para siempre un año bisagra. un año de roces, de contacto permanente. la pregunta subyace a la máquina: ¿podremos escribir sobre esto? vos ya lo hiciste. yo lo estoy haciendo ahora. y el mundo se sigue dividiendo en dos, nosotros nos seguimos dividiendo en dos; vos irás por un camino y yo iré por otro. nadie conoce el final. nadie conoce siquiera el medio. vos podrás escribir sobre esto y yo no. yo podré hablar de esto y vos no. mis manos no serán nunca tus manos; yo le puse el cuerpo a algo que vos hubieras dado el cuerpo y más, la mente y más. tu vida y más. nuestros veintiséis años son inciertos, todo pasado es insalvable. te lo dije cuando no podías entenderlo y lo vuelvo a repetir ahora: esto tuvo que pasar para que pueda pasar todo lo otro. porque, rocamadour, el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero. y él tiene razón, no me importa nada de vos a veces, y creo que eso me lo agradecerán un día cuando comprendan, cuando vean que valía la pena que yo fuera como soy. pero lloro lo mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario