recuerdo que la noche que nos dejamos para siempre, antes del dormir y el llanto y todo eso que salía de mi cuerpo y entraba al tuyo y viceversa, charlamos durante horas y horas sobre la vida, el pasado, los amigos, los novios y novias; las palabras encajaban como nunca antes, cigarrillo tras cigarrillo, y en el humo pudimos sentir un cónfort digno únicamente de una película de linklater o de dos amantes que están dejando un pedazo de su vida atrás. coincidir se había vuelto una especie de arte marcial en el cuál no llegábamos ni al primer cinturón, pero en esas últimas 12 horas de despedida las cosas se armaban como un rompecabezas; pieza con pieza y la satisfacción de que por fin nos estábamos entendiendo, que esa confluencia nos hacía sentir que el uno era parte del otro, y que todo este tiempo habíamos estado equivocados porque leímos indiferencia donde había amor. cuando nos tocó hablar de un personaje muy nefasto de nuestras vidas (y qué tranquilidad que en esto, finalmente, nos pusiéramos de acuerdo) tuve la curiosidad de preguntarte si ella alguna vez te preguntaba por mí. si la respuesta fue no o no sé no importa tanto como tu aclaración: me dijiste, con la seguridad que tanto necesité todos esos meses pasados (esa que me dice: sí, nena, tranquila, el pibe está de tu lado, entendíó todo) "que se meta en sus cosas, vos no sos asunto de ella". como no me sale ponerme seria y menos que menos sonreírte porque sí, y, en efecto, estabas entendiendo todo, te respondí: "sino decile que lea mi blog". y precisamente ése fue el primero de muchos momentos en los que lo acepté: esto también soy yo, juego o no, autorreferencial o puro relato, es todo lo mismo: todo es ficción. yo soy ficción, y poco importa si primera o tercera persona. pero acá estoy. hablándote a veces, sabiendo que me leés, sabiendo que los espacios se nos redujeron tanto al punto de que esto es lo único que podemos compartir hoy: el relato del uno, del otro, los sentimientos en caracteres. pues bien. te propongo que nos tomemos esto lo más en serio posible. ¿querés escribir? hacelo. siempre te dije que un blog no es una persona y fue mi arma de guerra para todos los planteítos de los otros. pero acá pasan cosas, acá nos pasan cosas a todos. acá hay amor y desamor y miles de voces tratando de sostenerse en un mismo registro. juguemos con eso, sí. pero no contaminemos el último rincón virtual del que no necesitamos trinchera. hacé ficción, narrá hasta que se te desangren las manos. pero no me desangres a mí.
nuevamente te pregunto: ¿querés escribir? hacelo: acá todos nosotros te estamos esperando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario