Si la vida tiene sentido,
una bestia sentada junto a la otra oliéndose las bocas no puede ser el sentido de la vida;
salvo que te dé el cuero para ser una bestia.
Lo otro es sentarse a la diestra del Señor y bancarse día y noche las ganas de matarlo.
Y sonreír, para siempre a salvo,
mientras copulan las bestias allá abajo;
mientras copula la mujer que odiás con un hijo de puta un poquito más sano que vos.
Y no es esto o lo otro.
Hagamos lo que hagamos, somos la misma cosa.
Todo pasa por el miedo;
y el único miedo que conocemos es el que inventamos nosotros.
V.L.
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