"(...) La ética literaria de Rubio corre pareja con la ética política que suele exponer en los debates. Rubio viene a decir: sí, el peronismo puede ser autoritario, sí, el peronismo puede ser canalla, pero prevalece porque refleja lo que hay, por oposición a los "mediocres sueños" de los antiperonistas. El pueblo es taimado y pícaro y siguió a Perón porque encarnaba esas cualidades. La auténitca literatura argentina sería peronista en el sentido de que acepta que la mierda y la guerra son su comienzo y su fin: una literatura que no quiere ser Rivadavia.
Tanto Bolaño como Rubio aciertan al señalar en la literatura argentina una constante de fraudulencia, sordidez y furor. Pero esos rasgos, en psicología, son propios del histérico. Y en efecto, lo que de verdad define a la literatura argentina es el remilgo. La obstinación de no ser lo que se es. El tempestuoso Sarmiento fulminado contra la barbarie de Aldao, el tímido Borges glorificando al malevo, Cortázar escribiendo panfletos sandinistas. La literatura agentina (para usar el estulo de Rubio) es un puto que no sale del placard. Visto así, el problema es más interesante. Otro día explico bien por qué."
Por Gonzalo Garces, columna de opinión, Suplemento Ñ 29.01.11, p.19
(no me convence, me hace ruido, pero me pareció simpática)-.
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